Distancia

El espanto atravesó el océano

ante el desconcierto de las miradas.


Atroces cascos invadían la calma

para anidar en cuerpos desvalidos;

devorando impunemente

cada hueco

cada intersticio.


Sólo la distancia podría menguar

de uno en uno,

para ganar la guerra.


Quizá un metro de luz,

tan sólo un metro…


Bastaría galopar hacia atrás,

quemar el miedo

y dejar que una lluvia de piedad

lavara el mundo.


Nelsa Díaz Wais

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